En la mitología griega Alcmena era una mujer mortal, hija del rey Electrión de Micenas y esposa de Anfitrión.

Al día siguiente, regresa su marido y también se une
sexualmente a su esposa. Alcmena concibe así a dos hijos, uno por intervención
del dios y otro de su marido. Los niños son gemelos con un día de diferencia.
El mayor se llama Heracles (Hércules) y es hijo de Zeus, mientras que de
Anfitrión nace Ificles.
Cuando Alcmena escucha todos los detalles de las batallas
que le cuenta Anfitrión, ella le replica que ya lo sabe todo y además no
demuestra gran efusión cuando su marido regresa. Anfitrión, intrigado, le
pregunta al anciano adivino Tiresias sobre el asunto, y éste le revela la
verdad sobre la relación entre Alcmena y Zeus.
Anfitrión deseó castigar a su esposa, a pesar de saber que
ella no había tenido culpa en el asunto, y la iba a quemar en la hoguera. Zeus
intervino y envió una fuerte lluvia ante lo cual, Anfitrión perdonó todo y
decidió incluso hacerse cargo del hijo del dios.

Más adelante, Alcmena enviudó y acompañó a Heracles junto
con Yolao (sobrino de Heracles) e Ificles en el fallido intento de regresar a
su patria de origen, una vez que Heracles había terminado los doce trabajos
impuestos por Hera mediante Euristeo. Éste se negó a dejarlos permanecer en su
tierra.
Cuando Heracles muere, ella se encuentra con varios de sus
nietos en Tirinto, de donde fue expulsada con todos los descendientes de
Heracles por orden de Euristeo. Todos fueron bien recibidos en Atenas donde se
refugiaron.
Euristeo decidió atacar a Atenas por haberle dado acogida a
quienes estaban relacionados con Heracles y perdió la batalla. Los atenienses
le entregaron a Alcmena la cabeza de Euristeo, y ella le sacó los ojos con un
uso.
Terminó sus días terrenales en Tebas junto con todos los
descendientes de Heracles. Hay varias versiones de lo que ocurre después de su
muerte. Según una primera versión, Zeus envió a Hermes a recoger el cuerpo de
ella para transportarlo a las islas de los Bienaventurados, donde se casó con
Radamantis.Según otras versiones, fue llevada al Olimpo donde compartió
honores con su hijo divino. También existe la idea de que cuando Anfitrión
había muerto en la lucha junto a su hijo, ella se había casado con Radamantis,
quien estaba desterrado, y había vivido con él en Beocia, Ocalea.
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