En la mitología griega, el jabalí de Erimanto era una criatura que causaba estragos en todo el contorno y que vivía en Erimanto.
En el camino hacia Erimanto Hércules hizo una parada para visitar a su amigo el centauro Folo, quien anteriormente le había provisto de alimentos y de bebida. Retomando el trabajo que debía hacer, Hércules encontró al jabalí y, persiguiéndolo durante varias horas, lo fue acorralando en una zona cubierta de nieve, donde saltó sobre su lomo y lo ató con cadenas. Después, lo cargó sobre sus hombros y se lo llevo vivo a Micenas. Cazar a esta enorme criatura era el cuarto trabajo de los doce que Euristeo le mandó hacer a Hércules.
Este trabajo no es el más importante que realizó Hércules ,pero si hubo representaciones de él. En apariencia se trata de una demostración de la capacidad del héroe para vencer el mal. Una de las representaciones más famosas es la de Hércules con los pigmeos pintada por el artista extremeño Zurbarán. En él se representa a Hércules con un palo intentando atacar al salvaje animal. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional del Prado, en Madrid.
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