miércoles, 8 de febrero de 2017

Hércules y el Cerbero

La última y más difícil tarea de Hércules fue llevarle a Euristeo el el Cerbero, un perro de 3 cabezas que guardaba las puertas del Averno. El objetivo del rey era deshacerse del héroe para siempre pues ara cumplir su misión tenía que bajar al Hades. Antes de emprender el viaje acudió a los Misterios Elusianos, ceremonia en honor de Démeter y Perséfone, en la que expió pecados como la matanza de centauros, condición sin la cual no podía entraren el Averno.

Hércules empezó el descenso en el cabo  Tenaro, el punto más meridional de la península del Peloponeso. Atenea y Hermes, sus guías de los muertos en lo últimos viajes le guiaron. El barquero Caronte , presa de su miedo hacia Hércules, le llevó atraés del río Estigio,  acto por el cual Hades le castigaría posteriormente.

En el Averno, Hércules se encontró con muchas almas como la de Teseo, la de Medusa y la de Meleagro, un argonauta y el asesino del jabalí Calidonio. El héroe quedó tan impresionado con la historia de la muerte de este último que prometió casarse con su hermana Deianeira. Despeús siguió su viaja y tras degollar a unas vacas de Hades para ofrecerles sangre caliente a los espíritus, Persefone le pidió que tuviese más cuidado.

A Hades no le gustó la idea de que se llevasen a su perro, pero finalmente tuvo que permitirlo con la condición de que Hércules se lo llevase con sus manos, cosa que hizo agarrándole sus 3 gargantas y asiéndole con tal fuerza que el animal tuvo que dejarse llevar.

A la llegada a Micenas, Euristeo se escondió en su jarra, muerto de miedo tras ver al animal. Finalmente tuvo que liberar a Hércules y así este pudo devolver a Cerbero de vuelta al Averno.

Este cuadro fue pintado por Zurbarán en 1634. Forma parte de la serie Trabajos de Hércules, Salón de reinos, Palacio de Buen Retiro. Actualmente está expuesto en el museo del Prado, Madrid.

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