martes, 7 de febrero de 2017

Muerte de Hécules

Después de todas estas peripecias, Hércules se casó con Deyanira, una princesa conocida por su gran belleza. Su vida parecía apacible, pero una extraña profecía le quitaba el sueño: él, Hércules, no moríria en manos de un vivo...
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Hércules, Deyanira y su hijo tenían que cruzar el río Eveno en periodo de crecida. Las aguas se habían desbordado y salían violentamente de su cauce. El centauro Neso se ofreció a hacer pasar a Deyanira a la otra orilla a cambio de dinero. Hércules aceptó le pagó y cruzó el río con su hijo. Deyanira montó ligera a lomos del centauro y ambos entraron en el río. Neso se turbó al sentir el contacto de una piel tan cálida y suave. Y al oler su perfume de mujer.
Sin poder controlarse se volvió hacia Deyanira ciego de deseo e intentó abusar de ella.
Entonces Hércules acertó de lleno con una de sus flechas envenenadas en el corazón del centauro. Agonizando y con los ojos desencajados, el centauro aún tuvo tiempo de murmurar : _ Tú quieres a tu marido Deyanira. Si quieres conservar su amor para siempre, escúchame bien._
_ Recoge la sangre que sale de mi herida. Si alguna vez tu marido se fija en otra mujer, moja su ropa con mi sangre y él volverá a ti._
Deyanira obedeció y guardó la sangre en un frasco a espaldas de su marido. Al cabo de unos años, Hércules tuvo una relación amorosa con una prisionera, Deyanira se enteró, y entonces recordó el consejo que le había dado el centauro.
Entonces sacó de su escondite el frasco con la sangre del centauro y roció con ello una túnica nueva, y la mandó llevar a su marido.
Cuando Hércules vistió la nueva túnica, le empezó a abrasar y quiso quitársela de encima, pero en vez de quitársela, lo que arrancó fue su propia piel, ya que además de la sangre de Neso el centauro, también estaba impregnada de la sangre de la hidra, con la que había impregnado sus flechas.
Su fin se acercaba, y la profecía se cumplía : Hércules moriría a manos de un muerto.
Hércules, para no sufrir más, mandó que le prendieran fuego.
Cuando todo había ardido, buscaron entre las cenizas los restos del héroe para poderlo enterrar dignamente, pero no encontraron nada, ni un pedazo de hueso.
Hércules había dejado en mundo de los hombres para reunirse con los Dioses.



                                                                   HÉRCULES EN LA PIRA

                                                                         Luca Giordano
                                                                          1697 - 1700

                                                         El Escorial, Monasterio de San Lorenzo


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