Todas menos una salieron corriendo asustadas por la descomunal figura de Hércules. El caballero cayó a los pies de la valiente mujer de la que se enamoró.
Cuando su padre se entero de que podía perder a su bella hija que se había enamorado también de el caballero, decidió que prefería quitarle la vida antes de verla en las manos de su pretendiente, pues pensaba que ella se olvidaría de él. Este quedó tan triste y desolado que le pidió a Hércules que esculpiera su figura en la montaña, encomienda que le llevó muchos años, hasta dejar la figura que hoy podemos ver en el horizonte de Segovia.
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