Los juegos nemeos eran una de las competiciones deportivas panhelénicas
que se disputaban en la Antigua Grecia ,
en una sede ubicada en la Argólide denominada Nemea. A los vencedores se
les recompensaba con una corona de apio.
En su origen se trataba de unos juegos fúnebres, que solos los jueces iban vestidos de color negro.
Cerca del lugar donde se celebraban estos juegos se hallaba el templo de Zeus
nemeo, de cual aun queda algunas columnas, en un bosque sagrado de cipreses.
Desde
el nacimiento de estos juegos, se practicaba durante cada dos años en el mes
de julio, en el segundo y cuarto de olimpiada.
El programa tenía competiciones atléticas, como: carreras, pentatlón,
pancracio, pugilato, lucha, hípicas y musicales. Había tres categorías de competidores: niños, jóvenes,
y adultos.
La crónica de Paros indica que los Juegos Nemeos fueron
fundados en el 1251 a. C. Según Eusebio de Cesarea, las competiciones se
iniciaron en el 573 a. C., que es la fecha en la que se considera que
adquirieron un carácter panhelénico. A las competiciones gímnicas e hípicas se
añadieron las musicales en el periodo helenístico. A partir del siglo I a. C.
las mujeres pudieron participar.
Cuando en el último tercio del siglo IV a. C. se construyó
el templo de Zeus, los juegos también fueron consagrados al dios soberano.
Desde sus inicios, la cercana ciudad de Cleonas era la
encargada de la organización de estos juegos. En algún momento del siglo IV a.
C., Cleonas pasó a ser controlada políticamente por Argos y por tanto esta
última fue la que asumió el control sobre los juegos hasta el 330 a. C.
aproximadamente, cuando fue construido el templo de Zeus y, probablemente bajo
presión macedonia, fueron reinstaurados en Nemea hasta c. 270 a. C., momento en
que nuevamente fueron organizados en Argos.
En 235 a. C., Arato de Sición, por entonces enemigo de
Argos, organizó unos juegos alternativos en Nemea. Los atletas que a pesar de
todo quisieron actuar en Argos, fueron capturados y vendidos como esclavos.
Según Plutarco esta fue la más grave violación que jamás hubo contra la paz
sagrada.
En 145 a. C. el tribuno militar Lucio Mumio, que aquel mismo
año había devastado Corinto, hizo celebrar los juegos en Nemea, pero unos
decenios después pasaron definitivamente bajo control de Argos.
Cuando Pausanias visitó Nemea al principio del siglo II, el
santuario ya estaba en ruinas: «el techo del templo de Zeus Nemeo estaba hundido
y ya no tenía imagen».
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